




images that haunt us








In El eclipse (1933), Álvarez Bravo achieved a dynamic geometry of crisscrossing diagonals. Standing on a shallow corner of a rooftop, a woman is partially concealed by sheets bleaching in the sun and by her dark rebozo, which she presumably holds in front of her face to look at an eclipse. His carefully composed images reveal his modern sense of aesthetics. | text Blanton Museum of Art Collections


mulating the pose of a Flamenco dancer, this woman dramatically turns her head sideways and upwards, while extending one arm high up in the air. Holding a black, sheer cloth over her face and shielding her eyes from the strong Mexican sun, she enacts Manuel Alvarez Bravo’s conception of an eclipse.
At the same time, light bounces off the hanging white sheets, saturating the off-center areas of the photograph.
Alvarez Bravo made many images of linens and clotheslines, exploring the interplay between draped fabric and angular architecture. Here, the addition of a figure, seemingly engaged in a performance, adds mystery and animation to an otherwise formal study. | text: Getty museum



Alvarez Bravo hired a young female model to pose for him while he was teaching photography at the Academia de San Carlos (Academy of San Carlos) in Mexico City in 1937. Over the course of the next few years he created a series of figure studies that are noteworthy for their simple yet powerful compositions. In this picture Alvarez Bravo positioned the young woman on a fabric covered table against a plain white wall. He achieved a balance between divergent elements–stasis and dynamism, tension and relaxation, and positive and negative space.

Manuel Alvarez Bravo directed this model to pose with her head dramatically turned upward. The young woman’s unnatural posture encouraged the presumably male viewer to gaze freely at her eroticized form; her averted face denied her the opportunity to return and confirm the gaze. This pose belongs to an academic tradition of representing women as objects of desire.
Alvarez Bravo produced a series of nude photographs depicting this model. He called the series Morning Notebook, suggesting that the female body was a construction that could be documented and then read like words on a page. During this period, many Surrealist artists, whose work influenced Alvarez Bravo, used the female form in much the same way–for clearly visible consumption. (text quoted from Getty Museum)
(*) Secondary inscription on verso: “Cuaderno de la Mañana (Dicha Puerta)” and “# 8”






Carmen Mondragón nació el 8 de julio de 1893 en la Ciudad de México, hija de Manuel Mondragón, un general porfirista. De 1897 a 1905, Carmen se educó en Francia y, en agosto de 1913, ya de regreso en México, se casó en plena Revolución con el pintor Manuel Rodríguez Lozano. Más tarde sería rebautizada por el Dr. Atl, uno de los grandes protagonistas de la vanguardia de su época, como Nahui Olin (movimientos del sol), un nombre tomado de la lengua náhuatl.

Nahui Olin puede ser incluida dentro de un grupo de mujeres –Frida Kahlo, Tina Modotti, María Izquierdo, Lupe Marín, Lola Álvarez Bravo– que asumieron un rol activo en la vida intelectual, artística y política del México posrevolucionario, desafiando muchas de las prohibiciones sociales y los dogmas morales establecidos. Ellas estuvieron insertas en la escena a la par de sus colegas hombres, y se vincularon al arte desde una posición sumamente personal.

Las fotografías de Antonio Garduño de Nahui Olin totalmente desnuda en 1924 son un claro ejemplo de la liberación sexual que ellas encarnaron, al igual que el Desnudo de Tina Modotti en la azotea, de Edward Weston, también de ese año. Además de ser poeta, musa, actriz y música, Nahui Olin también participó activamente de la escena pictórica.


En parte por la ausencia de formación técnica académica, la obra pictórica de Nahui Olin fue la encasillada entre los artistas naïf; detrás de esa aparente ingenuidad, sin embargo, se encontraba una fuerte reivindicación de la autonomía femenina y una compleja reivindicación de la identidad popular mexicana. Como explica el curador y restaurador Tomás Zurián, “sus pinturas no están influidas por el sentido folclórico de la primera Escuela Mexicana de Pintura, más anecdótica que conceptual, sino por un indigenismo más profundo, de defensa comprometida con el mundo indígena, con su poderoso universo cultural, negado y mutilado, primero por la cruenta conquista que elevó el genocidio a nivel de epopeya y segundo, por la indiferencia del México contemporáneo que aún no los ha sabido integrar (…)”.
Sobre la perspectiva revolucionaria en clave femenina, Nahui Olin escribió en su libro Óptica cerebral:
Bajo la mortaja de las leyes humanas, duerme la masa mundial de mujeres, en silencio eterno, en inercia de muerte, y bajo la mortaja de nieve
son la Iztatzihuatl,
en su belleza impasible,
en su masa enorme,
en su boca sellada
por nieves perpetuas,
por leyes humanas.
Más dentro de la enorme mole, que aparentemente duerme, y sólo belleza revela a los ojos humanos, existe una fuerza dinámica que acumula de instante en instante una potencia tremenda de rebeldías, que pondrán en actividad su alma encerrada, en nieves perpetuas, en leyes humanas de feroz tiranía. Y la mortaja fría del Itzatzihuatl se tornará en los atardeceres en manto teñido de sangre roja, en grito intenso de libertad, y bajo frío y cruel aprisionamiento ahogaron su voz; pero su espíritu de independiente fuerza, no conoce leyes, ni admite que puedan existir para regirlo o sujetarlo bajo la mortaja de nieve donde duerme la Iztatzihuatl en su inercia, en nieves perpetuas.
text adapted from: Nahui Olin, poeta modernista / diario exposiciones / Malba





