Ragazzo travestito da ragazza

Wilhelm von Gloeden (1856-1931) ~ Boy [Giacomo Lanfranchi] dressed as a girl, with cloak of cloth over head, Taormina, Sicily, 1906. Albumen silver print from glass negative | src The Met
Wilhelm von Gloeden ~ [Boy dressed as girl in Gypsy lace shawl], ca. 1900 | src Palmer Museum of Art of The Pennsylvania State University

Tortola Valencia en Danza Incaica

Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926 | src cdmae.cat
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926

El escritor Luis Antonio de Villena fue el recuperador de la figura de Tórtola en los artículos y prólogos que dedicó desde 1975 al novelista decadente Antonio de Hoyos y Vinent (éste fue uno de los tres hombres con los que se relacionó amorosamente a Tórtola)—los otros fueron el rey Alfonso XIII y el archiduque José de Baviera—. Con Antonio, Carmen solo compartió una densa amistad que les sirvió para ocultar sus verdaderas preferencias amorosas. Estos célebres nombres alimentaban el universo de Carmen que ella misma aderezaba a su antojo. Cuenta De Villena que cuando estrenó la llamada Danza incaica —inventada por ella misma— con un vestido lleno de tubitos color hueso, dijo que era un vestido hecho con huesos de los conquistadores. Nadie lo creía pero quedaba muy bien. Sin duda, la leyenda es parte de la creación del artista y en el periodo simbolista de entresiglos se dio abundantemente.

quoted from Jot down : Tórtola Valencia: entre la danza y el deseo

Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926
Diego Goyzueta ~ Carmen Tórtola Valencia a ‘Danza Incaica’, Lima, Perú, 1926

All images retrieved from Centre de Documentació i Museu de les Arts Escèniques (cdmae) / Arxiu Tórtola Valencia

Carmen Tórtola Valencia (Sevilla, 18 de junio de 1882 – Barcelona, 13 de febrero de 1955)

De padre catalán (Florenç Tórtola Ferrer) y madre andaluza (Georgina Valencia Valenzuela), cuando tenía tres años su familia emigró a Londres. Sus padres murieron en Oaxaca (México) en 1891 y 1894 respectivamente. Se ha especulado mucho sobre su misterioso origen; según algunos era una bastarda de la familia real española, según otros era hija de un noble inglés. En su libro Tórtola Valencia and Her Times (1982), Odelot Sobrac, uno de sus primeros biógrafos, afirma que desarrolló un estilo propio que expresaba la emoción con el movimiento y se inspiró al parecer en Isadora Duncan.

Especialista en danzas orientales, se interesó sobre todo por las danzas africanas, árabes e indias, que reinterpretó a su modo, investigando en todo tipo de bibliotecas; en cierto sentido llevó la antropología a la danza; su versatilidad como bailarina quedó sin embargo probada a lo largo de su vida. Su fama trascendió los límites profesionales a causa de sus innumerables amantes (gobernantes y escritores de renombre), por su belleza andaluza de ojos negros (fue considerada una de las mujeres más bellas de Europa) y por sus extensos conocimientos fruto de sus numerosos viajes y su pasión por la vida. Su primera aparición pública fue en 1908 en el Gaity Theatre de Londres como parte del espectáculo Habana.

Ese mismo año fue invitada a bailar en el Wintergarten y en el Folies Bergère. Allí fue denominada «La Bella Valencia», una nueva favorita del público como La Bella Otero o Raquel Meller. Al año siguiente bailó en Nürenberg y Londres. Fue invitada a unirse al Cirkus Varieté de Copenhague con Alice Réjane. Estuvo en Grecia, Rusia e India. Su debut español fue en 1911 en el Teatro Romea en Madrid. Volvió al mismo teatro en 1912. Fue nombrada en 1912 socia de honor y profesora estética del Gran Teatro de Arte de Múnich. En 1913 hizo una gira por España que incluyó el Ateneo de Madrid. En 1915 actuó con Raquel Meller en Barcelona.

En 1916, Tórtola fue caricaturizada en la revista de humor catalana Papitu como otra Mata Hari. Fue sin embargo su arte más bien apreciado por los intelectuales que por la gran masa del público. Emilia Pardo Bazán dijo de ella que era la personificación del Oriente y la reencarnación de Salomé. Tórtola fue una artista ecléctica y polifacética. En 1915 actuó en los filmes Pasionaria y Pacto de lágrimas, dirigidos por Joan Maria Codina. Viajó a Nueva York para actuar en el Century Theatre.

En 1920 la Galería Laietana de Barcelona exhibió 45 de sus pinturas sobre danza. Al año siguiente marchó de gira por Hispanoamérica. Entre 1921 y 1930 alcanzó allí una gran popularidad.

Fue una gran aficionada al arte precolombino, llegando a constituir una excelente colección de piezas procedentes de las más variadas civilizaciones del continente americano, especialmente de México y Perú.

Su independencia y vida desenvuelta fue sentida como una amenaza para los valores tradicionales de la sociedad española. Fue una pionera de la liberación de la mujer, como Isadora Duncan, Virginia Woolf y Sarah Bernhardt. Era budista y vegetariana, fue morfinómana y abogó por la abolición del corsé que impedía el libre movimiento femenino. Aunque tuvo numerosos amantes masculinos, sobre todo intelectuales, vivió la mayor parte de su vida con una mujer, Ángeles Magret Vilá, a la que adoptó como hija para guardar las apariencias. Quizá por ello defendió a capa y espada su intimidad y se destila de sus orígenes cierto misterio. Abandonó la danza el 23 de noviembre de 1930 en Guayaquil (Ecuador).

En 1931 se declaró republicana catalana y marchó a Barcelona con Ángeles. Dedicó los últimos años de su vida a coleccionar grabados y estampas y se inició en el budismo. Murió el 15 de marzo de 1955 en su casa del barrio de Sarriá en Barcelona. Creó la Danza del incienso, La bayadera, Danza africana, Danza de la serpiente y Danza árabe. Aparece como personaje en la novela Divino de Luis Antonio de Villena, y Ramón López Velarde le dedicó el poema Fábula dística. Prestó su imagen para el perfume “Maja” de la conocida casa de cosméticos Myrurgia.

Su contribución al arte de la danza consistió en una sensibilidad y orientación estética que ponían de manifiesto la sensualidad del cuerpo. La danza moderna, calificada entonces de irreverente por natural, respondía a sus ideales modernistas empapados de filosofías orientales.

El fondo de partituras de Tórtola Valencia se conserva en la Biblioteca de Cataluña. El resto, que incluye 112 piezas de indumentaria y complementos, 246 cuadros y dibujos, casi 1500 fotografías y carpetas de gran formato con carteles, fotografías, recortes e impresos y testigos de su vida artística y social se conserva en el Museo de las Artes Escénicas (MAE) del Instituto del Teatro de Barcelona. El MAE conserva además algunas tarjetas postales, programas de mano y 2 volúmenes de epistolario con el título genérico de “Los poetas a Tórtola Valencia”.

quoted from the wikipedia entry (in Spanish)

Wilkins selfportrait as a woman

Tom Wilkins ~ Untitled (selfportrait), 27.03.1981. Polaroid with legend. | src Paris Photo 2023

Courtesy Christian Berst Art Brut : Qui est Tom Wilkins ? C’est la question à laquelle Sébastien Girard essaie de répondre depuis 2011, date à laquelle il fait l’acquisition de 900 Polaroïds énigmatiques, édités en 2017 sous le nom My TV Girls. Cette série de captations télévisuelles légendées par son auteur met en scène des femmes et se termine par le seul et unique autoportrait de la série où Tom Wilkins, se représente en femme. | src ODLP ~ l’œil de la photographie

Romaine Brooks · Portraits

Beatrice Romaine Goddard (1874-1970), known as Romaine Brooks ~ Au bord de la mer (At the seaside), 1914. Oil on canvas. | Franco-American museum of the Blérancourt castle via wikimedia commons
Beatrice Romaine Goddard (1874-1970), known as Romaine Brooks ~ Au bord de la mer (At the seaside), 1914. Oil on canvas. | Franco-American museum of the Blérancourt castle via wikimedia commons
Beatrice Romaine Goddard (1874-1970), known as Romaine Brooks ~ Au bord de la mer (Autoportrait), 1914. Oil on canvas.
Romaine Brooks ~ Peter (A Young English Girl), 1923-1924, oil on canvas SAAM-1970.70_2

Peter depicts British painter Hannah Gluckstein, heir to a catering empire who adopted the genderless professional name Gluck in the early 1920s. By the time Brooks met her at one of Natalie Barney’s literary salons, Gluckstein had begun using the name Peyter (Peter) Gluck. She unapologetically wore men’s suits and fedoras, clearly asserting the association between androgyny and lesbian identity. Brooks’s carefully nuanced palette and quiet, empty space produced an image of refined and austere modernity. ~ The Art of Romaine Brooks, 2016

Romaine Brooks (1874-1970) ~ Self-Portrait, 1923. Oil on canvas. Smithsonian American Art Museum

With this self-portrait, Brooks envisioned her modernity as an artist and a person. The modulated shades of gray, stylized forms, and psychological gravity exemplify her deep commitment to aesthetic principles. The shaded, direct gaze conveys a commanding and confident presence, an attitude more typically associated with her male counterparts. The riding hat and coat and masculine tailoring recall conventions of aristocratic portraiture while also evoking a chic androgyny associated with the post–World War I “new woman.” Brooks’s fashion choices also enabled upper-class lesbians to identify and acknowledge one another. ~ The Art of Romaine Brooks, 2016

Romaine Brooks ~ Una, Lady Troubridge, 1924, oil on canvas SAAM-1966.49.6_2

Una Troubridge was a British aristocrat, literary translator, and the lover of Radclyffe Hall, author of the 1928 pathbreaking lesbian novel, The Well of Loneliness. Troubridge appears with a sense of formality and importance typical of upper-class portraiture, but with the sitter’s prized dachshunds in place of the traditional hunting dog. Troubridge’s impeccably tailored clothing, cravat, and bobbed hair convey the fashionable and daring androgyny associated with the so-called new woman. Her monocle suggested multiple symbolic associations to contemporary British audiences: it alluded to Troubridge’s upper-class status, her Englishness, her sense of rebellion, and possibly her lesbian identity. ~ The Art of Romaine Brooks, 2016

Romaine Brooks ~ La France Croisée, 1914, oil on canvas SAAM-1970.69_2

In La France Croisée, Brooks voiced her opposition to World War I and raised money for the Red Cross and French relief organizations. Ida Rubinstein was the model for this heroic figure posed in a nurse’s uniform, with cross emblazoned against her dark cloak, against a windswept landscape outside the burning city of Ypres. This symbolic portrait of a valiant France was exhibited in 1915 at the Bernheim Gallery in Paris, along with four accompanying sonnets written by Gabriele D’Annunzio. The gallery offered reproductions for sale as a benefit to the Red Cross. For her contributions to the war effort, the French government awarded Brooks the Cross of the Legion of Honor in 1920. This award is visible as the bright red spot on Brooks’s lapel in her 1923 Self-Portrait. ~ The Art of Romaine Brooks, 2016

Romaine Brooks ~ Ida Rubinstein, 1917, oil on canvas, Smithsonian American Art Museum

Brooks met Russian dancer and arts patron Ida Rubinstein in Paris after Rubinstein’s first performance as the title character in Gabriele D’Annunzio’s play The Martyrdom of St. Sebastian. Rubinstein was already well known for her refined beauty and expressive gestures; she secured her reputation as a daring performer by starring as the male saint in this boundary-pushing show that combined religious history, androgyny, and erotic narrative. Brooks found her ideal — and her artistic inspiration — in the tall, lithe, sensuous Rubinstein, who modeled for many sketches, paintings, and photographs Brooks produced during their relationship, from 1911 to 1914. In her autobiographical manuscript, “No Pleasant Memories,” Brooks said the inspiration for this portrait came as the two women walked through the Bois de Boulogne on a cold winter morning. ~ The Art of Romaine Brooks, 2016

All quotations and images (except n. 1 & 2) are from the Smithsonian American Art Museum (x)